EVA: ¿Qué significa para ti ser queer?
COCO: Es lo que soy, queer, creo que con verme por la calle se adivina, jajaja. Bueno, voy a responder seriamente. Es interesante porque este libro muestra mi evolución dentro del queer, quiero decir, yo no nací queer sino que mi evolución política me ha llevado ahí después de pasar por varios caminos, bosques y mares. Digo que no se puede nacer queer porque eso sería caer una definición esencialista del queer, y esto es contradictorio con la idea de construcción social de géneros. Entiendo la necesidad y el sentimiento del decir que se nace queer y no creo que eso sea falso, creo que hablamos de cosas diferentes. Es una discusión compleja que todavía no he resuelto definitivamente. Para mí ser queer es una identidad política que la persona debe darse a sí misma. No es tanto sobre el hecho de ser homosexual, trans, ser más o menos masculina o femenino, etc. sino sobre el acto de toma de consciencia de las reglas binarias y heteronormativas que la sociedad nos impone y sobre la lucha por deconstruirlas desde la raíz. El queer no lucha por la normalización de individuos, sino por la deconstrucción de opresiones. Esta es una diferencia con los movimientos LGTB, que hacen por su parte un trabajo muy necesario, no se trata de una crítica a estas organizaciones. Te estoy contando lo que significa ser queer al mismo tiempo que te cuento un poco lo que es el queer, al menos aquel con el que yo me identifico. Hay muchos tipos de queers, y yo me considero queer radical: busco la raíz de las opresiones para intentar extirparlas, por lo menos en el terreno seguro que nos estamos creando. Mi primer trabajo, y quizás el más importante si quiero que el resto tome sentido, es trabajar esas raíces dentro de mí. Es un trabajo infinito, porque las opresiones son muy malas hierbas y renacen cuando menos te lo esperas. Pero es un trabajo necesario sin el cual no podemos aspirar a construir sociedades o comunidades no opresivas. Esto no es algo que el queer ha inventado, otros movimientos como l@s Black Panthers o l@s anarquistas español@s tenían estrategias que les permitían cuestionar las opresiones y los privilegios interiorizados. Para mí es muy importante el reconocer nuestra herencia política, tanto como movimiento que a nivel personal. Eso permite comprender dónde estamos y porqué estamos ahí. Mira, cuando empecé a escribir este fanzine, en el 2004, el queer estaba llegando lentamente a Europa, no era algo de lo que se hablase fuera de los círculos universitarios en los que se leían los textos en ingles de Butler. Yo conocí el queer gracias a mis amig@s universitari@s, pero no podía aún identificarme con él porque yo vivía un militantismo que actuaba en la calle, no en las aulas. ¿Lo ves? Esta es mi historia política, y estoy seguro que no soy la única persona queer europea que la ha vivido. Al principio de los años 2000, yo, como muchos otros, me identificaba con la comunidad feminista, lesbiana, okupa, anticapitalista, etc. Por eso el título original del fanzine hace referencia a la comunidad bollo (gouine/dyke): el queer, en el viejo continente, estaba en pañales y vivía recluido en las clases de las élites académicas. Cuando leo ahora los números del fanzine que hice cuando aún vivía en Europa, me doy cuenta de que las políticas en mí estaban en plena evolución, y que sólo les faltaba un pequeño gran paso, por ejemplo una mudanza a Canadá, para poder identificarse plenamente con el queer. Creo que las ideas siempre han estado ahí, y sólo les faltaba encontrar el nombre: eso es lo que refleja el título en castellano, Llueven Queers. Pero voy muy rápido en mi historia. Cuando el queer salió por fin de las aulas en Europa se encontró con muchas críticas de los grupos feministas y lesbianos. Algunas de ellas las comparto, otras no. Lo que me parece muy importante es no entrar en una lucha encarnizada entre dos movimientos que militan por la deconstrucción de las opresiones de género. Yo comparto varias de esas críticas, pero el queer consiguió convencerme en muchos otros aspectos. Como l@s lector@s van a leer en el libro, la problemática del género esta muy presente en mi vida por el simple y complejo hecho de ser una persona con un género muy ambiguo. Hay gente que lo llama andrógino, pero a mi me gusta mas la ambigüedad porque es cambiante y porque no me reconozco en la moda de lo andrógino: para mí no es una moda, es algo que me ha puesto y me pone en peligro cuando salgo a la calle. El queer responde a mis cuestiones de porqué siempre tengo problemas en los cuartos de baño, porqué la gente se sienten confundida cuando me ven, porqué l@s niñ@s me hacen preguntas sobre mi sexo, porqué me siento rar@ cuando alguien me dice “mujer”, etc. Sobre todo, el queer critica y explica los mecanismos de la violencia física y psicológica que vivo por parte de una sociedad que no respeta a individuos que no puede encasillar. El queer me da las respuestas porque reconoce la existencia de una galaxia de géneros. Yo necesito esa galaxia como persona con una identidad de género ambiguo. Yo necesito afirmar que estoy fuera de esas casillas y que me identifico como una persona genderqueer, una persona que se enorgullece de quién es y de su género, fuera de todas las normas. Para mí, ese es uno de los grandes avances del queer en la lucha contra las opresiones de género: la crítica al sistema binario y heteronormativo. Esto no me hace menos feminista. Soy profundamente feminista y soy profundamente queer. Soy profundamente anticapitalista y profundamente antiopresion, profundamente antiracista y profundamente inmigrante. Nada de esto es contradictorio. Todas mis luchas políticas están presentes en mi manera de vivir el queer, de ser una persona militante y en cada uno de mis textos y dibujos.
quiero saber exactamente si lo soy o no
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